Esta tarde de domingo.

Recuerdo una tarde de domingo de hace, no sé, quizá seis años.  
Recuerdo la sensación de placidez.  Un paseo largo hasta un burger.  Pedir algo abundante y rico y comerlo despacio frente a la gran tele que daba, cómo no, resúmenes de los partidos de fútbol del fin de semana, los que ya habían acabado.  Fuera, la luz caía pasadas las seis, ya superada la mitad del invierno.
Y después, volver a casa.  Caminando, una vez más.  El abrigo cerrado, tanto como la noche sobre mi cabeza (quizá alguna estrella y algún planeta, más vistoso, dejándose admirar); el frío aún enseñoreándose del aire a mi alrededor.  Pero la idea de la primavera rondaba, no demasiado lejana...
Una buena tarde.
Hoy no puedo hacer algo así.  Pero espero volver a hacerlo pronto.  No sé cuándo, no sé después de cuánto.
Me toca superar esta mala racha y, a ser posible, salir de aquí distinto.  No sé si por completo (mucho, desde luego); pero me toca reinventarme (por segunda vez en menos de cuatro años).  
Encontrar otro equilibrio, otra ilusión, otra tarde en que salir a respirar.  

Entradas populares de este blog

Lluvia.

Diccionario antes de dormir.