Mis dos fuentes favoritas de Zaragoza capital.
Quizá no supongan una sorpresa; quizá sean las favoritas de gran parte de la ciudadanía aquí, en la ciudad del Cierzo. No lo sé; me temo que mis gustos no siempre se corresponden ni con los de la mayoría ni con los de la moda del momento. Pero bueno, allá van...
Una, romántica: la de la pareja andando y cogida del brazo bajo un paraguas (sobre el que "llueve" el chorreo de la fuente) en el Paseo de la Constitución. Una escena íntima, algo quizá del pequeño día a día... Me gusta muchísimo. Con eso de que se halla tan céntrica, paso muchas veces por ahí, a su lado; y siempre levanto la vista siquiera un momento para sonreír, cómplice, a los amantes. Un mero "Buena suerte..." Y acto seguido los dejo atrás, a lo suyo.
Otra, fantástica: la del dragón que surge del pequeño estanque en la Avenida de Cataluña. La primera vez que la vi, el asombro me dejó sin palabras. ¡Qué atrevimiento! ¡Qué maravilla! Como salido de un cuento: grande, curvo, tintado en colores perfectos... Inteligente, está claro; y algo triste o cansado, me temo. Si no quedase de por medio ese fondo de un palmo y medio de agua metro y pico a su alrededor, la chavalería se le subiría encima. La gente con edad como para ir a votar se le pondría al lado, un posar junto a él, una foto para guardar. Sospecho que habría quien lo abrazaría... No, así está más seguro. No digo a salvo. Nadie lo está siempre y sí, ya sé que he puesto "nadie". Dejadme en paz.
Ya está, mirad qué simple y breve. Mis dos fuentes favoritas. Deseaba escribir algo al respecto desde hace tiempo... Sólo cuáles y cuánto me gustan. Si queréis información sobre cualquiera de los dos monumentos, con una búsqueda rápida la encontraréis en el sitio web del Ayuntamiento de Zaragoza: fechas, nombres de los autores, circunstancias... Todo bien presentado. Y, creo, suficiente para satisfacer a cualquiera.