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A falta del señor Himura.

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  Han venido a contarme que ha fallecido el señor Himura.  Y he pensado que el mundo, tan banal y mezquino, no merecía la luz que acaba de perder. No era un hombre, aunque en alguna ocasión lo vi como tal.  Con esos ojos suyos de un azul tan claro que resultaba imposible y la pupila diminuta…  Igual, igual que mi tia Kaizo, la loca.  Así eran sus ojos a la luz del día.  ¿Por la noche?  No conozco a nadie que se hubiera atrevido a afrontarla entonces.  Ojos que te hacían desviar la mirada; por lo general, bajarla.  Demasiado intensos, demasiado.  Para cualquiera. No, era otra cosa.  Algunos dirían que un dragón, pero claro: por culpa de la falta de claridad que nos envuelve y, por desgracia, nos define. El señor Himura era una serpiente de agua, de agua de sal de mar.  Antigua, sabia, vencida por la compasión.  Quizá, cuando se es tan viejo, no cabe otro punto de vista. Compasiva, sí.  Y, por el precio de un cesto de m...

Tsuyu

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  A Misumi la mató aquella tormenta temprana de una tarde de mediados de mayo.   Faltaban aún dos o tres semanas para el tsuyu , la temporada de lluvias; pero hacía más calor de la cuenta y el cielo se había ido enturbiando…   Estaba en casa, lavándose las manos.   Fue a cerrar el grifo del lavabo cuando algo súbito -la luz cegadora, el estruendo imposible- desgarró la existencia ahí mismo…   O muy cerca.   Tanto, tan cerca: demasiado para no llevársela consigo. El día del funeral, Kinako me cogió del brazo.   Iba elegante con su vestido blanco ribeteado de negro, un sombrerito a juego, las gafas oscuras escondiendo los ojos.   Temblaba; creo que no era la única.   No nos dijimos una palabra.   Me habían advertido en confidencia que ella había estado presente allí, en el fin de todo: vamos, cuando cayó el rayo.   Aún hoy, no sé cómo ni con qué conseguía aferrarse a la cordura.    Sé que yo me sentía marchito.   Seco...

Something I didn't think of.

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  I’m sorry.   There is something I didn’t think of some days ago, while I was looking for a simple solution to Fermat’s statement. I had just proved ( you can click here to see it ) that any triangle that has sides a, b, c the length of positive integers satisfies Fermat’s statement ( aⁿ ≠ bⁿ + cⁿ for any positive integer value of n > 2 ).   And I thought that was it… A mistake.   I mean, my proof was solid and sound; but I hadn’t finished yet.   Why? All triangles verify that each of its three sides is smaller than the sum (addition) of the other two. Let’s forget triangles from this point on. If we have three positive integers a, b, c …   One of them could be equal to the sum of the other two as in a = (b + c) . One of them could be bigger than the sum of the other two as in a > (b + c) . I need to prove that those two possibilities actually satisfy Fermat’s statement in order to have a complete, simple solution. And that’s what...

Algo que se me pasó por alto.

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  Lo siento: se me pasó por alto. Pensaba que ya lo tenía…   Pero no. Acababa de demostrar en esta entrada de blog que el enunciado de Fermat se cumple para todos los triángulos posibles –fueran de la clase que fueran- cuyos lados tuviesen por medida números enteros positivos a, b, c (de tal manera que para valores enteros de n > 2 siempre ocurra que aⁿ ≠ bⁿ + cⁿ ).   Lo había hecho en cuatro pasos .   Y supuse que, con eso, estaba todo dicho y hecho.   Que tenía una solución completa y, lo más importante, sencilla (pues si no era sencilla, jamás hubiera podido pensarla y deducirla) del enunciado de Fermat. Pero ¡qué va! Me había dejado llevar por el entusiasmo del momento y no me di cuenta de que era necesario llegar más lejos.   Que aún me quedaba algo de trabajo por delante… Pues resulta que todos los triángulos existentes cumplen una propiedad peculiar: en cada triángulo, todos y cada uno de sus lados deben ser menores que la suma de l...