Sí, es esa novela... 14 / Oráculo, ora algo igual de poco oportuno.

 

¡Bienvenidos a Casa de Madame Pam, visionaria extraordinaria, señora de la bola de cristal!

    ¡Admiren a Pity, su cabra ayudante, y el asombroso boleto de las quinielas premiado y caducado! ¡Dejen que los fuegos fatuos se alcen de la tumba de René, la Pulga Portentosa: dramaturgo, surfista y lanzadora de cuchillos!  Esta es una noche para no dormir...

    Mañana dimitirá el Ministro de Injerencia en Asuntos Personales, acosado por el stress laboral y el novio de una de sus secretarias. 

    Mojito, el elefante más viejo del zoo de Ulan Bator, volverá a levantarse "trompa" perdido (y seguirá haciéndolo mientras su cuidador, Temutchin DeSolée, no se dé cuenta de que eso que hay en la última partida de garrafas no es agua de manantial del K-13, sino vodka peleón fuera de ruta... ¡Qué problemas causan las triquiñuelas del mercado negro!).

    El jueves, los tipos de interés bajarán... Al presidente de Inmobiliarias Caco le punzará la úlcera.  El viernes, los tipos de interés subirán sin pudor alguno: eso llevará al divorcio a cerca de treinta mil parejas, colapsando durante meses los juzgados y las consultas de médico de cabecera en busca de tranquilizantes y antidepresivos.   Y no acabará ahí...

   Aumentarán los alquileres de habitaciones en pisos inmundos y la revista de autoayuda "Calm&Laughter" hinchará sus tiradas y se permitirá sacar complementos divertidísimos, como la falda escocesa con relleno  para el trasero y seis DVDs de los monólogos del Otro Angus.  Recuerda: si la palabra "sarcasmo" tiene dientes, deben de ser los de Angus.

    La Alianza de las Ratas del sector sur del alcantarillado de Londres hará un pacto con un elemental del fango que les permitirá conquistar el resto de las cloacas de la ciudad; y, en menos de seis meses, estarán listas para asaltar la superficie.

    Un caballito de tío vivo en la Feria de los Fermentos Lácteos del Off-Helsinki empezará a declamar poemas de Samuel Taylor Coleridge.  Al llegar a las Rimas del Antiguo Marinero, se bajará de la atracción y tratará de huir trotando hacia el horizonte. 

   (Por desgracia, lo de estar atravesado por un tubo de hierro colado de cuatro metros de largo no da mucha autonomía a la hora de correr, ni aunque la barra esté alegremente pintada a franjas rojas y blancas como un pirulí, o como el poste giratorio de las barberías).

   Los caramelos de menta dejarán de venderse envueltos en papel aceitado y celofán y vendrán pelados.  Éxito: los productores de celofán quebrarán y tendrán que dedicarse a cascar almendras.  A rebufo de la moda de los caramelos, las masas se tirarán como lobos a consumir frutos secos sin cáscara...  Pronto, los cascadores de almendras podrán fumar habanos.  Pero los cigarros caros no sólo pasan factura en el estanco, cof cof.  Por suerte, los cascadores de almendras también podrán permitirse los caramelos de menta.  Y, hey, mira: vienen pelados.  Coge un puñado.

     Subirá la luz.  Subirán el pan y el paté de Sabor Sospechoso.

     Y "Sabios de Oriente" será un éxito de taquilla.  Es su hora, te lo digo yo.

     Las consecuencias harán temblar el mundo.

     (MI mundo, al menos).

     Se reeditará la novela.  Otras veintiséis ediciones o más.

    Se reeditarán los, ja, mejores libros de tema templario/mágico/conspirativo que siguieron en su día la estela de "Sabios..."   Si entendemos por "mejores" los más rentables.      

    El mercado estancado se afianzará y comenzará a crecer otra vez...

    Escritores plúmbeos a quienes en su día les salió bien la jugada se animarán a volver, perpetrando nuevas pesadillas de la narrativa.  Y los editores los recibirán con sus talonarios de cheques abiertos.

     No será una nueva Edad Oscura; no podrá, carecerá de originalidad.  Será la misma de antes, pero con La Película metiendo el turbo: declaraciones de obispos, artículos de ignorantes y bocazas.  Y lo peor: otras adaptaciones.  En la tele, en Internet, quizá incluso en cómic.

      (Lo que sería caer muy bajo para el cómic).

      Cualquier amante de hijo de ex-modelo casada con un magnate de los productos del cerdo podrá llenarse la boca de Sótanos del Templo de Salomón, de Rituales Babilónicos o de Cometas Pasando Hace Milenios…

       Por supuesto, metiendo la pata hasta el sobaco y siendo despellejada a continuación por los otros tertulianos con la misma compasión que una jauría de hienas le ofrecería a un sándwich de salami. 

      Todo eso a las cinco de la tarde, para solaz y educación de millones de escolares del mundo civilizado: sus madres no les dejan merienda ("vaya, se la han llevado las hienas de antes...") ni se acuerdan de eso tan rancio de "¿qué deberes traes del cole?".  No, es más "Siéntate y calla que no oigo al canalla de Pituco Largante.  Menos mal que hay algo bueno después del culebrón".

        La pescadilla se morderá la cola.  "¡Ay!"  ¿Será tonta? 

       La gente pedirá templarios, reyes antiguos y artistas de Cinquecento de mentirijillas.  Los editores, en un alarde de templanza (¿lo pillas?), se los darán.  Y se cerrarán a casi cualquier otra cosa durante...  Qué se yo cuánto.

    No los culpes...

    Recuerda, esto es el negocio del libro.  Sin negocio, no hay libros.  Así de simple.  Céntrate en seguir a flote.  Si llega, llena de viento las velas.

     Hoy en día, algunos pequeños editores se toman el trabajo de buscar libros, pero la mayoría de las editoriales medianas y grandes se ceban con lo que les pasan los agentes literarios. 

       Es lo que hace Editors From Alexandria: de ahí saca el 98 % de su producción.  Yo soy un resto de una época pasada.  Muchos escritores primerizos mandan originales a la primera dirección de editorial que encuentran; por lo general, se les devuelve su trabajo sin leer y se les aconseja con una carta-tipo que se busquen un agente:

 

        "Querido Juntaletras:

        ¡Cómo nos ha impresionado el peso de tu manuscrito!  Pesado como agua pesada, como un saco lleno de ladrillos, como una visita a la hora de la siesta.  Nuestro contador de páginas (lo hace de oído) ha confirmado nada más y nada menos que setecientas noventa y seis…  ¡Muy bien, muy bien! Dudamos que en el diccionario vengan palabras suficientes para llenar tantas páginas, pero vale.

        El caso es que no lo hemos leído.  Verás, Corcho Humano, la cosa de los plagios y demás está de lo más peligroso.  Nuestros abogados, que son Legión y tienen a su vez otros abogados, y éstos últimos, por si aca, leguleyos (y todos un bono semestral para el Gabinete Psicológico del Dr. Aaron Tambourine, Especialista en Ansiedad)  nos han dejado muy claro que no nos atrevamos a pasar nuestros lindos ojillos ni por el lomo del fajo de hojas que nos has mandado.  Ni por los de los otros, a ojo cubero, sopotocientos relatos recibidos cada semana...

     No es nada personal.  

     Lo que tú tienes que hacer, pequeño Rayo de Sol, es buscarte un agente.  No, no un espía.  Un agente literario.

      (Pero espera... Un agente literario con métodos de espía: ¡Qué idea!)

    El agente te leerá.  Si le gustas, te llamará.  Quedará contigo.  Te escuchará, te mimará, te arropará.  A lo mejor, incluso te calentará el "bibe".  Se pateará telefónicamente los circuitos neuronales de los editores más acordes con tu sensibilidad.  Y todos seréis más o menos felices en la casita de chocolate de las ventas aceptables.

    ¿No es mono y superchachi?  En fin.  Nos encantará publicarte cuando sepamos de ti vía alguien respetable. El agente tiene reputación, tiene contactos.  Aunque use gafas.

      Mientras tanto, recuerda que todo el mundo se ha tropezado con algo en el camino a lo más alto; que es mejor tropezarse con algo que pisarlo y notarlo blando y viscoso.  Y que eres un Cielo.  Aunque sea un Cielo Plomizo.

      Besines y Cuchufletillas,

      Fdo. El Tío que firma en lugar de Editor (el Editor está almorzando)."

 

     En E.F.O. no mandan la carta tipo. No, señor coleccionista de sellos.  Aún quedamos dos lectoras a sueldo.  No sea que llegue una joya nueva y brillante y con la broma de "Búscate un agente" acabe haciendo rico a otro vendedor de libros... Es una política simple, cubrir todos los flancos para sacar hasta el último penique posible.  Y mira, "Sabios de Oriente" lo confirma: aquél me llegó a mí...

      ¿Cuál es nuestra misión?  Ser requeteselectivas y poner una puntuación del 1 al 52.

    (Ni idea.  ¿52 calabazas bailando el Hula para Halloween en Hawaii? ¿52 moscas de alas azules, muertas dentro de un tarro de cristal? ¿52 días de amor y una patada en el culo?)

    Cualquier cosa por debajo de 49 puntos no pasa a la segunda ronda ("Filtro 2.0: ayudantes de edición con los dientes afilados con lima al estilo caníbal").

       Pero la mayoría de las editoriales no tiene un presupuesto en condiciones para lectores y asesoría legal.   Confía en los agentes.  Es lo normal.  Y está bien, el mercado funciona.     

    Claro que funciona.  Los agentes son expertos lectores y promotores, negociadores duros y listos.  Tienen que serlo.  Separan el grano de la paja.  Gastan olfato de catador de vinos finos y en todas sus fotografías, salen rodeados de una aureola de...  Mmm, eficacia y resultados.  Cabeza alta, escondidas la mano que elige y la que tira la piedra.

    Pero si se piden templarios (y compañía), los agentes moverán templarios.   Es algo sensato.

    Por suerte, hay un buen puñado de agentes ahí afuera con buen gusto, visión y redaños: si encuentran algo como ADIVINA MI CUMPLEAÑOS, intentarán colarlo de rondón por donde puedan. 

    Y los editores no son tontos.  De esos, no hay ni uno: pura consecuencia de la lucha por la supervivencia.  Los editores tienen mucho talento de dos clases: ganar pasta y sensibilidad artística.  Mientras la preocupación por lo primero no los despiste de lo segundo, como a Adriana...

 

    -Toc, Toc.

    -¿Quién es?

    -Buenas, vengo del Quinto Círculo del Averno, ¿Señorita DePeil?

    -Ah.  El de la obsesión por el dinero...

    -Sí.  Usted disculpe, ¿puedo ver su contador...?  Ah.  Excelente.  Seis millones más este mes.  Una avaricia de primera.

    -Ya, ya.  Hala, va.  Que se me enfría la cera para los pelillos del bigote…

 

     Eso es todo lo que necesitamos ahora: una llamada de un agente de prestigio a un editor que pueda dedicarle cinco minutos incluso en las aguas revueltas del estreno de "Sabios de Oriente..."

     Vamos, Pam, vamos.

     Quiero creer que los milagros existen.

     Suena el teléfono.

     -Soy Ben Least.  He encontrado el original.


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